Veintitrés formas de tocar el cuerpo de una mujer en «El Asombrario», por Javier Morales

(foto: Manolo Yllera, Julieta González Obligado y Nuria Sierra en la presentación en el Café Volta)

El pasado miércoles celebramos un nacimiento en el Café Volta, en Madrid. Presentamos el libro de cuentos ‘Veintitrés maneras de tocar a una mujer’, editado por el Taller de Clara Obligado, en su colección DeLirios, de la mano de Camila Paz, profesora del Taller. Los relatos fueron publicados originalmente este verano en ‘El Asombrario’ y ofrecen visiones muy originales y alejadas de los tópicos sobre el cuerpo femenino. Reproducimos el prólogo escrito por Javier Morales, profesor del Taller y colaborador de ‘El Asombrario’.

Agosto es como un hueco en el calendario en España. El país se paraliza y ante la falta de noticias los periódicos alargan todo lo posible las famosas “serpientes de verano”. Rellenan sus páginas con informaciones que no compliquen demasiado el rigor estival. O con piezas que consideran intrascendentes, como los relatos de verano. Dado que no se les concede ninguna importancia, suelen encargárselo a narradores que jamás han escrito un cuento o que como mucho los escriben entre novela y novela. Lo que no deja de ser un signo más del desprecio que durante mucho tiempo ha habido en España hacia el género.

No obstante, un pequeño signo de que las cosas están cambiando desde hace algunos años, para bien, es la propuesta que nos hicieron los coordinadores de El Asombrario, Rafa Ruiz y Manuel Cuéllar, de que en agosto fueran los escritores del Taller quienes se encargaran de escribir los relatos de esta revista cultural en Internet. Si hay un lugar donde se practica el género con fervor es en un taller de escritura.

Nos atrajo además que el hilo común de los relatos debiera girar en torno al cuerpo femenino. Como ya nos enseñara Simone de Beauvoir, durante siglos la identidad de la mujer estuvo reducida a su cuerpo. Símbolo de la fertilidad, de la belleza, del erotismo, idealizado, denostado, siempre enajenado, el cuerpo femenino nunca dejó de ser propiedad del hombre, de estar a su servicio. “¿La mujer? Es muy sencillo, dicen los aficionados a las fórmulas simplistas: es una matriz, un ovario; es una hembra, y basta esa palabra para definirla. En boca del hombre el epíteto ‘hembra’ suena como un insulto”, escribió en El segundo sexo. El feminismo ha logrado que las mujeres empiecen a salir de la cápsula del cuerpo en la que se las había encerrado y la literatura no ha sido ajena a ese proceso. Orlando, de Virginia Woolf, sería un ejemplo. Sin embargo, a pesar de los avances, en el imaginario colectivo las mujeres aún no han dejado de ser un cuerpo que se posee, un objeto. La publicidad, los vientres de alquiler, el derecho a interrumpir un embarazo, la prostitución, el nuevo canon de belleza femenina que lleva a muchas mujeres a padecer graves trastornos psíquicos, serían solo algunos ejemplos.

Ajenos a los tópicos, pero sin eludir la realidad en la que vivimos, los 22 relatos que van a leer aportan una nueva mirada hacia el cuerpo femenino. La riqueza de esta mirada viene de los distintos enfoques de las historias, en las que habitan el humor y la tragedia, la nostalgia y la ternura, lo cómico o lo grotesco. Veintidós historias que rasgan el velo o el celofán con los que se envuelve al cuerpo de las mujeres y que nos permiten verlo desde otra perspectiva, más próxima a la libertad que a la condena. Veintidós historias que nacieron para publicarse en Internet y que ahora retornan en forma de libro, en papel, en una nueva vida.

Javier Morales, «El Asombrario», domingo 17 de diciembre de 2017

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