Hoy cumple 165 años Bram Stoker, el autor de una de las novelas que más perduró en la historia de la literatura: Drácula. Aunque Stoker no es el creador del vampiro (este mítico personaje puede encontrarse hasta en las 1001 noches), sí lo es de un texto magnífico donde, por lo menos, podemos aprender todos los usos posibles de la primera persona. Y me animaria a decir que la primera parte es casi uno de los mejores textos de suspense que he leído en mi vida. Hasta Drácula, la literatura se había preguntado qué pasaba después de la muerte, ese misterio. A partir de Drácula, se pregunta también qué pasaría si no muriésemos. Quien no acepta la muerte, parece sugerir la novela, está condenado a vivir en el pasado, en viejos castillos llenos de murciélagos: sólo podemos vivir plenamente hacia adelante, sólo estamos verdaderamente vivos si aceptamos morir.
Y luego el erotismo, claro, ese misterioso temblor que, contra toda lógica, despierta indefectiblemente el oscuro personaje. Hoy, con la lluvia que le da una pátina oscura a la ciudad, es un buen día para meterse en la cama, y, con un sensual estremecimiento de miedo feliz, dedicarse a la lectura de libros de vampiros.
Si ya habéis leído Drácula os recomiendo continuar con Carmilia, de Sheridan Le Fanu.
Talleres de verano
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