Es curioso que Lampedusa haya elegido como personaje para su relato una sirena escandinava, o, en todo caso, algo muy diferente a las sirenas que tentaron con sus cantos a Odiseo. Estas no tenían cola de pez, sino que eran aladas. Aquí las vemos, en una crátera similar a la que aparece en el texto, cayendo sobre la nave. Claro, hemos de reconocer que no son tan atractivas como Ligea, con su bella cola de pez… Error o decisión del autor, lo cierto es que estas son las sirenas que estábamos buscando. Las encontraron Carmen, Nuria y Chus, del grupo del martes de 8 a 10, quienes se repartirán amistosamente el libro, la lata de sardinas y las perdices con trufas. Por cierto, en el premio estaba la clave: las sirenas de la Odisea son mucho más perdices que sardina.