El sábado estuve en la entrega del premio de relatos «Cortes de Cádiz», del que fui jurado. El ganador, que pronto verá su libro editado, estaba, como es de suponer, contento, y también lo estábamos quienes habíamos contribuido a que lograra este premio por unanimidad y de manera limpia. Pero no siempre es así, muchas veces los concursos son opacos, los ganadores resultan ser sistemáticamente personajes famosos o están relacionados con la editorial que los premia. Por otra parte, ganar un concurso puede significar el comienzo de una carrera en el difícil mundo de la publicación, el primer escalón para quien desea hacer de la escritura una parte importante de su vida. Entonces, ¿qué conviene hacer? ¿Son los concursos un sistema adecuado de promoción? ¿Cómo discriminar entre los que los que son limpios y los que no lo son? ¿Te apetece opinar sobre este tema?
Talleres de verano
Vayas donde vayas, estés donde estés, ¡que la literatura te acompañe! Taller de microrrelato. Aprende las claves de la minificción. Del 14 de septiembre al