Ya a punto de partir, hago acopio de material literario para llevarme para mis vacaciones de tres semanitas en las que me propongo, básicamente, avanzar con mi próximo libro de cuentos. Pero también he elegido algunos libros de esos que me puedo permitir en vacaciones, cuando leo de forma desordenada, navegando entre textos que estoy segura que me van a gustar y otros más inciertos, en los que sigo recomendaciones de algún amigo.
Esta es mi lista:
Maeve Brennan. Las fuentes del afecto (Ed. Alfabia)
Junot Díaz. La maravillosa vida breve de Óscar Wao (Debolsillo)
Flannery O´Connor. Novelas (Debolsillo)
Cynthya Ozick. El chal. (Montesinos)
Cristina Fernández Cubas, pero como Fernanda Kubbs. La puerta entreabierta (Tusquets)
Marta Sanz. Daniela Astor y la caja negra. Anagrama
Georges Didi-Huberman. La imagen mariposa. (Mudito & Co, ensayo)
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Estoy leyendo disciplinadamente todos los cuentos que aparecían en el blog sobre el mal. Algunos de los que aparecen en las antologías y colecciones, aunque no pertenecen al tema, también me están gustando. Sobre todo dos de Alice Munro (en realidad sí hablan del mal) y todos los de Isabel Gonzalez.
Estoy leyendo El cielo en un infierno cabe de Cristina López Barrio, al mosmo tiempo que A escondidas de Sonallah Ibrahim.
Estoy leyendo “Alguien voló sobre el nido del cuco” de Ken Kesey. Mucho mejor que la peli, por supuesto.
Yo me he marchado de vacaciones con cuatro amigos: Cheever (Cuentos), Capote (Cuentos), Bolaño (Cuentos) y Camus (La caída). Ya estoy disfrutando cada uno de ellos.
He leído, ya hablo en pasado, a Maggie O´Farrell, que me deleitó el año pasado con “La extraña desaparición de Esme Lennox” pero me ha decepcionado un poco esta vez con “Instrucciones para un ola de calor”, escritura ágil, pero al final poco sabor. He leído a Faulkner, “Intruso en el polvo”, un derroche de escritura (permítaseme) innecesario… igual es que me estoy haciendo viejo. He leído a Corma Mc Carthy, “La carretera”, extraña pero curiosamente a mi juicio bien sostenida historia de final de mundo, casi un guión… Pero sobre todo he leído este poema de Eugénio de Andrade, portugués:
COM O MAR
Trago o mar todo na cabeça
daquele modo
que as mulheres novas
dão de mamar aos filhos;
o que me não deixa dormir
não é o marulho das suas vagas,
são essas vozes
que da rua se levantam a sangrar
para voltarem a cair,
e rastejando
vên morrer à minha porta.
CON EL MAR
Trago todo el mar en la cabeza
del mismo modo
que las mujeres jóvenes
dan de mamar a los hijos;
lo que a mí no me deja dormir
no es cómo se hinchan sus olas,
sino esas voces
que se levantan de la calle y sangran
para volver a caer,
y arrastrándose
vienen a morir a mi puerta.
(La traducción, muy difícil, es adaptación mía desde la que viene en el libro que manejo, editado por Hiperión, “Oficio de paciencia”. Quedaos con el original.)