Fue mi editora en Lumen, me dio el Premio de su editorial por La hija de Marx e hizo por mi algo que nunca olvidaré: darme un espacio en la literatura. Era mordaz, simpática, despistada, inteligente, muy feminista. Y tan divertida. Editó, entre tantos otros, a Mafalda y a Umberto Eco, y escribió una novela bellísima, por la que siempre quedará en mi memoria: El mismo mar de todos los veranos. Murió sin que la misógina oficialidad literaria le diera tantos premios que merecía. 

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