(Isabel Gonzalez, Clara Obligado, Elvira Minguez y Juan Casamayor. Foto de Mariángeles Fernández)
No siempre se tiene la suerte de poder presentar a un primer libro de cuentos del nivel de «Casi tal salvaje«, de Isabel González. A medio camino entre Clarise Lispector y Flannery O´Connor, la joven autora nos ofrece una colección de cuentos de una potencia impresionante. Como Clarise, su escritura está llena de fugas, espacios vacantes, relumbrones inesperados. Como en Flannery, el lector se siente atrapado en un territorio de extrema dureza y lucha por mantener cierto grado de ingenuidad. Una escritura que produce (me produce) envidia. Os dejo algunas imágenes.
Ella no era una mujer capaz de saltar un puente. Ella era, sin más, alguien que pisotea un césped y retrocede sobre sus pasos para tratar de enderezar la hierba (Casi tan salvaje)
Encendía la radio y al instante la apagaba. Aquello resumía su paso por el mundo. El paso de quien compraba una falda por la mañana y la devolvía por la tarde; de quien cantaba a las seis y lloraba a las seis y cinco, de quien había engendrado y ahora tenía una hija que la odiaba. (op.cit.)
Isabel González. Casi tan salvaje. Ed. Páginas de Espuma, Madrid 2012.