Nací en Madrid, pero también en Buenos Aires, Santiago de Chile y Tesalónica. En la cocina de la casa de mi madre había libros que trepaban por las paredes, así que la lectura me ha alimentado desde pequeña. Un día me puso en el plato a Antígona, y me enamoré de los clásicos. Los estudié, aprendí su lengua, los enseño a quien quiere escucharlos. Luego supe que un libro no es sólo una historia, que también es un proceso demolición y levantamiento. Y aprendí a ayudar en la reconstrucción, a desbrozar el campo, a poner cada palabra en su sitio. Corregir, analizar, pulir, es estar en las bambalinas del libro. Esta es mi suerte.
Dirijo el taller de lectura desde hace varios años e imparto talleres de escritura creativa en escrituracreativa.com
Talleres de verano
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