Nada de depresión post vacacional, ni de vitaminas para enfrentar la vida, nada de tostadito melancólico que se va, ni de quejarse por la dieta que, sí o sí, habrá que recomenzar. Nada de pies arrastrados por el pavimento de lo cotidiano, ni de oídos a la crisis, nada de corazones rotos ni de cuenta vacía por los excesos del verano o el material escolar de los niños. Nada de monotonía familiar, ni añoranza de esa playa ahora vacía. Pasen y vean, señoras y señores, aquí tenemos la solución a todos sus problemas en una sola dosis. Se puede aplicar directamente sobre las heridas, pues no reviste contraindicaciones, y además sólo cuesta un click: ¡lean a Hipólito G. Navarro!
Calentamos motores con este regalo de Poli, para su uso y disfrute. Puedes leerlo aquí.